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Netflix destruye Death Note

domingo, 27 de agosto de 2017
La historia original de Death Note comenzó a publicarse en formato manga en diciembre de 2003 de la mano del guionista Tsugumi Ōba e ilustrada por Takeshi Obata. Light, Yagami un joven y brillante estudiante de 17 años vive una vida monótona y sin sobresaltos hasta que un día encuentra una Death Note, es decir, un cuaderno de muerte perteneciente a un shinigami (un dios de la muerte). Todas las personas cuyos nombres sean escritos en este cuaderno morirán.
Esta libreta contiene ciertas limitaciones y reglas que se irán desvelando poco a poco durante la obra. Light, que cree firmemente que el mundo está podrido y corrupto, comienza a usar este cuaderno y así nace Kira. Entonces hace su aparición L, un investigador anónimo, verdaderamente inteligente y peculiar, comienza a seguir sus pasos.


El manga ha vendido más de 30 millones de copias alrededor de todo el mundo.
En el año 2006 se puso en marcha un anime de 37 episodios que no hizo más que aumentar el éxito de la batalla entre Light y L.  Ese mismo año se estrenaron también dos películas live action Death Note y Death Note: the last name, adaptaciones del manga. La celebridad de la franquicia siguió con más películas, videojuegos, novelas, artbooks, un dorama... además de merchandising, claro.

Y entonces llegó Netflix, la plataforma de vídeo de moda, y decidió rodar una nueva película basada en la batalla entre Light y L con Adam Wingard como director ofreciéndonos un catastrófico resultado.


En primer lugar hay que dejar claro que no esta cinta NO ES una fiel adaptación, sino que es una película basada (muy ligeramente) en la obra de Ōba y Obata. Es casi imposible realizar una adaptación fiel en sólo 1 hora y 40 minutos por lo que decidieron crear otra cosa. Otra cosa que pierde todo el espíritu de la obra original.

Nat Wolff interpreta a Light Turner (cambia el apellido en esta versión al volverse estadounidense) es completamente diferente a Light Yagami. El protagonista japonés es un chico muy inteligente y calculador, orgulloso, frío y bastante carismático. En cambio este nuevo Light Turner es asustadizo, impulsivo y nada (pero nada) carismático.
El nuevo L (Keith Stanfield) se acerca un poquito más al L original del manga y el anime, pero poco a poco se va desvirtuando. No pude ver de verdad a L.
El poderoso interés y éxito del Death Note original se sostiene sobre la batalla dialéctica entre Kira y L. Creo que cualquier fan de la obra original estará de acuerdo conmigo en este punto. Y en esta película se la han cargado, y a sangre fría. Todo se desarrolla con extrema rapidez entre noticias de televisión en plan resumen de los asesinatos y persecuciones, en coche o a pie. La elegancia y sutileza de la primera creación se pierde para dejar paso a la acción más americana y torpe que te puedas echar a la cara. El desarrollo de la trama se vuelve confuso incluso para los que son seguidores veteranos. El verdadero mensaje queda diluido, es imposible empatizar con ninguno de los protagonistas y dudo mucho (si no se conoce la verdadera historia) que los espectadores lleguen a entender las  motivaciones reales de los protagonistas.


Si seguimos con el análisis de personajes nos encontramos a Mia (Misa en el original) interpretada por Margaret Qualley, que no tiene nada que ver con la chica risueña y gothic-lolita tan servicial y devota de Kira. Mia es una chica de la que apenas sabemos nada, es un personaje muy desdibujado que parece que sólo existe en la cinta como excusa para poder darle algún giro a la trama (y besuquear a Light), pero sin ningún tipo de interés adicional. Y la actuación de Qualley, al igual que pasa con Wolff, no ayuda nada.

Sobre Ryuk, el shinigami, sólo puedo decir dos cosas, dos buenas y una muy mala. Las buenas son su realización y su voz, y es que Willem Dafoe es mucho Willem Dafoe. La muy mala tiene que ver con su desaprovechamiento. Ryuk parece un pegote que se manifiesta de vez en cuando en alguna escena del metraje para dar un toque inquietante pero al final insignificamente respecto la trama. En serio, desaprovechadísimo.


Muchas de las series que he visto en Netflix me han enamorado, como por ejemplo Orange is the New Black y Stranger Things, en cambio sus películas originales no me han parecido tan buenas en general, aunque sí curiosas o con ciertos aspectos muy interesantes como To the bone Okja, pero esta película es un despropósito completo. Obviando a Dafoe, que ya lo he mencionado, encuentro muy poco positivo, algunas escenas sueltas, la fotografía y la banda sonora. 
Os recomiendo encarecidamente que os leáis el manga, y si os apetece o preferís lo audiovisual que veáis el anime. 
Las dos primeras películas japonesas no logran estar a la altura del manga pero desde luego guardan la esencia del clásico y las prefiero (mil millones de veces más) a esta desgracia-americanada que ha creado Netflix. 

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