> Acónito y luparia: agosto 2017

Miedo y daño en Vallecas

jueves, 31 de agosto de 2017
Miedo da un poquito pero asco no mucho.

Armarios que se abren violentamente y sin explicación, crucifijos que se mueven, marcas de garras en la pared... estas son algunas de los fenómenos extraños que se registraron en la casa de la familia de Estefanía Guitérrez Lázaro, una chica que falleció en extrañas circunstancia en Madrid, en noviembre de 1992.


Esta caso paranormal inspira Verónica, la nueva película de Paco Plaza, director de largometrajes como Rec, Rec2 o Requisitos para ser una persona normal.
En la versión cinematográfica nos encontramos a Verónica (Sandra Escacena), la mayor de cuatro hermanos que se ocupa de ellos como si fuera su madre ya que su madre real se pasa horas y horas en el bar que regenta y su padre falleció hace un tiempo.
Un día, junto a dos compañeras del colegio, decide jugar a ouija para intentar contactar con el espíritu de su padre pero algo oscuro ocurre. Algo responde a la llamada pero no es su padre.
A partir de este momento los sucesos paranormales empezarán a sucederse en su domicilio: armarios que se abren sin explicación aparente, objetos que se caen, electrodomésticos que se encienden solos... y sombras, unas sombras demoníacas que parece que quieren hacerla daño a ella y su familia.


Aquellos que vivimos los 90 podemos sentir mucha nostalgia con esta película: paredes de gotelé, figuritas de porcelana, carpetas forradas con recortes de revistas, muebles señoriales de la época,... el ambiente costumbrista nos ayuda a adentrarnos en la historia que bien podría habernos ocurrido a nosotros. Porque es una historia de terror, sí, pero también es la historia de una familia y de una época. Una familia numerosa que vive en un barrio obrero y sobrevive con un mucho esfuerzo gracias a una madre (Ana Torrent) que se desloma trabajando en el bar día y noche, sin apenas ver a sus hijos, obligándolos a crecer y madurar más rápido de lo habitual.
Pero como ya digo, también es una historia de terror y Paco Plaza crea algunas escenas muy intensas e inquietantes, aunque a veces se echa de menos un poco más de sutileza, eso de "ver menos" para asustar más. Soy de las que opina que lo que no se ve da más miedo que aquello que vemos.

Yo iba con las expectativas muy altas respecto a este punto. Muchas personas en twitter afirmaban que era una película terrorífica y no lo es tanto. Al menos no para mí. Lo confieso: di un grito (una vez) y sentí mucha tensión en algunos momentos pero desde luego no es de las películas que más miedo me han transmitido. Es una película muy bien hecha, con una fotografía y diseño de producción espectaculares, con una buena trama y una efectiva banda sonora (cuyo score me recordó a Tesis y a la serie de Stranger Things y las canciones de Héroes del Silencio me ganaron, como gran fan que soy) pero NO es de las más aterradoras que he visto.


No puedo terminar esta crítica sin señalar las actuaciones de Sandra Escacena y sus hermanos, tan sorprendentemente buenas. Bruña González (Lucía), Claudia Placer (Irene) y Iván Chavero (Antoñito) actúan de maravilla, son tiernos y graciosos y se encargan de rebajar la tensión del film, de darle un toque más humano y realista.

En definitiva, es una buena película, con escenas realmente efectivas y sugestivas, con un argumento interesante pero a la que el falta un  punch de terror y originalidad para los que estamos más acostumbrados a este tipo de películas.



¡Qué feliz yo en la película cantando las canciones de Héroes, un puntazo! <3

Y mientras, vámonos de esta habitación 
al espacio exterior 
se nublan los ojos
 todo de un mismo color 
mientras todo da igual... 
Nueve, 
ocho, 
siete, 
seis, 
cinco, 
cuatro,
tres, 
dos, 
uno...

Netflix destruye Death Note

domingo, 27 de agosto de 2017
La historia original de Death Note comenzó a publicarse en formato manga en diciembre de 2003 de la mano del guionista Tsugumi Ōba e ilustrada por Takeshi Obata. Light, Yagami un joven y brillante estudiante de 17 años vive una vida monótona y sin sobresaltos hasta que un día encuentra una Death Note, es decir, un cuaderno de muerte perteneciente a un shinigami (un dios de la muerte). Todas las personas cuyos nombres sean escritos en este cuaderno morirán.
Esta libreta contiene ciertas limitaciones y reglas que se irán desvelando poco a poco durante la obra. Light, que cree firmemente que el mundo está podrido y corrupto, comienza a usar este cuaderno y así nace Kira. Entonces hace su aparición L, un investigador anónimo, verdaderamente inteligente y peculiar, comienza a seguir sus pasos.


El manga ha vendido más de 30 millones de copias alrededor de todo el mundo.
En el año 2006 se puso en marcha un anime de 37 episodios que no hizo más que aumentar el éxito de la batalla entre Light y L.  Ese mismo año se estrenaron también dos películas live action Death Note y Death Note: the last name, adaptaciones del manga. La celebridad de la franquicia siguió con más películas, videojuegos, novelas, artbooks, un dorama... además de merchandising, claro.

Y entonces llegó Netflix, la plataforma de vídeo de moda, y decidió rodar una nueva película basada en la batalla entre Light y L con Adam Wingard como director ofreciéndonos un catastrófico resultado.


En primer lugar hay que dejar claro que no esta cinta NO ES una fiel adaptación, sino que es una película basada (muy ligeramente) en la obra de Ōba y Obata. Es casi imposible realizar una adaptación fiel en sólo 1 hora y 40 minutos por lo que decidieron crear otra cosa. Otra cosa que pierde todo el espíritu de la obra original.

Nat Wolff interpreta a Light Turner (cambia el apellido en esta versión al volverse estadounidense) es completamente diferente a Light Yagami. El protagonista japonés es un chico muy inteligente y calculador, orgulloso, frío y bastante carismático. En cambio este nuevo Light Turner es asustadizo, impulsivo y nada (pero nada) carismático.
El nuevo L (Keith Stanfield) se acerca un poquito más al L original del manga y el anime, pero poco a poco se va desvirtuando. No pude ver de verdad a L.
El poderoso interés y éxito del Death Note original se sostiene sobre la batalla dialéctica entre Kira y L. Creo que cualquier fan de la obra original estará de acuerdo conmigo en este punto. Y en esta película se la han cargado, y a sangre fría. Todo se desarrolla con extrema rapidez entre noticias de televisión en plan resumen de los asesinatos y persecuciones, en coche o a pie. La elegancia y sutileza de la primera creación se pierde para dejar paso a la acción más americana y torpe que te puedas echar a la cara. El desarrollo de la trama se vuelve confuso incluso para los que son seguidores veteranos. El verdadero mensaje queda diluido, es imposible empatizar con ninguno de los protagonistas y dudo mucho (si no se conoce la verdadera historia) que los espectadores lleguen a entender las  motivaciones reales de los protagonistas.


Si seguimos con el análisis de personajes nos encontramos a Mia (Misa en el original) interpretada por Margaret Qualley, que no tiene nada que ver con la chica risueña y gothic-lolita tan servicial y devota de Kira. Mia es una chica de la que apenas sabemos nada, es un personaje muy desdibujado que parece que sólo existe en la cinta como excusa para poder darle algún giro a la trama (y besuquear a Light), pero sin ningún tipo de interés adicional. Y la actuación de Qualley, al igual que pasa con Wolff, no ayuda nada.

Sobre Ryuk, el shinigami, sólo puedo decir dos cosas, dos buenas y una muy mala. Las buenas son su realización y su voz, y es que Willem Dafoe es mucho Willem Dafoe. La muy mala tiene que ver con su desaprovechamiento. Ryuk parece un pegote que se manifiesta de vez en cuando en alguna escena del metraje para dar un toque inquietante pero al final insignificamente respecto la trama. En serio, desaprovechadísimo.


Muchas de las series que he visto en Netflix me han enamorado, como por ejemplo Orange is the New Black y Stranger Things, en cambio sus películas originales no me han parecido tan buenas en general, aunque sí curiosas o con ciertos aspectos muy interesantes como To the bone Okja, pero esta película es un despropósito completo. Obviando a Dafoe, que ya lo he mencionado, encuentro muy poco positivo, algunas escenas sueltas, la fotografía y la banda sonora. 
Os recomiendo encarecidamente que os leáis el manga, y si os apetece o preferís lo audiovisual que veáis el anime. 
Las dos primeras películas japonesas no logran estar a la altura del manga pero desde luego guardan la esencia del clásico y las prefiero (mil millones de veces más) a esta desgracia-americanada que ha creado Netflix. 

Es poderosa, es valiente, es mujer

martes, 22 de agosto de 2017
Antes de empezar esta crítica tengo que hacer una confesión: soy bastante reticente al cine de superhéroes porque muchas de las cintas que he podido ver me han aburrido bastante o no me han gustado ni un pelo pero sentía mucha (demasiada) curiosidad con Wonder Woman. Creo que la razón principal de este hype semioculto se debió a dos razones. La primera es el poderoso marketing (por todas partes y a todas hora recibía bombardeos de esta película) y la segunda y más importante es que la heroína y protagonista y la directora, fueran mujeres.
No tenía intención de verla en el cine pero sabiendo que las posibilidades de disfrute aumentaban viéndola en pantalla grande acepté y fui.


En este largometraje dirigido por Patty Jenkis, se nos presenta el origen de la guerrera Diana (Gal Gadot) que vive en la isla de Themyscira, habitada únicamente por mujeres amazonas, luchadoras y valientes que pasan sus días entrenando alejadas del horror que está experimentando la humanidad bajo el escenario de la Primera Guerra Mundial
Pero un día todo cambia cuando un piloto estadounidense llamado Steve Trevor (Chris Pine) llega a las orillas de su hogar perseguido por los alemanes. Diana, decidida, querrá acudir al mundo de los humanos para salvarlos del mal, que ella cree que se encuentra desatado por culpa de Ares, el dios de la guerra. Es un argumento sencillo pero efectivo.

Wonder Woman posee un puñado de cosas buenas y de cosas malas. Es muy interesante que la protagonista, a pesar de su belleza y su traje tan eróticofestivo, intente transmitir otros valores y otra concepción de la mujer: la mujer no es inferior al hombre y puede hacer lo mismo que el, igual de bien o incluso mejor. Diana no comprende por qué las mujeres no pelean en la batalla, para ella ser mujer no significa ser débil. No le importa lo que opinen de ella, se sabe fuerte y valiente y es más que suficiente. 
La parte negativa respecto a este ámbito es que la historia acaba yéndose por los clásicos derroteros de amor hetero (a pesar de que la protagonista afirma saber de los placeres entre mujeres) tan poco creíble. Demasiado rápido, demasiado insulso. 


No es la supermegapelículafeminista del año, pero el hecho de que las niñas y los os niños vean a una heroína poderosa en la gran pantalla, siempre tan plagada de testosterona, es realmente positivo. Me parece magnífico que las niñas puedan identificarse con una heroína como ella, una mujer empoderada con gran sentido de la justicia. Aunque, como ya he mencionado, quizás se me empañe un poco con el hecho de que Diana tenga uno (o muchos) hombres ahí, debajo de su sombra. Pero es un buen paso hacia delante. 

Es una película de superhéroes y tiene que tener por obligación numerosas escenas de acción, muchas de ellas son verdaderamente épicas y muy bien realizadas. Aunque como suele pasar en este tipo de cintas, "la gran batalla final" se hace excesivamente larga. Aún así, todo el apartado visual es excelente (aunque en ocasiones excesivo), y las escenas en las que explican el origen mitológico de las amazonas y su vida en la isla es fascinante. 


Gal Gadot hace un buen papel pero como es costumbre en Hollywood, han vuelto a caer en los clichés y han elegido a una actriz con un físico normativo, a pesar de que el personaje de cómic sea más musculado, punto negativo. Al igual que el poco desarrollo de los personajes antagonistas, especialmente el de Elena Anaya que interpretaba a la Doctora Veneno.  

En definitiva, no es un peliculón, no se merecería ganar el Oscar a mejor película ni de broma (como algunos quieren intentar), pero es entretenida (menos el larguísimo final), visualmente efectiva, con algunos toques de humor simpáticos y con una protagonista empoderada que puede hacer mucho bien dentro de las generaciones más jóvenes. 

¿Vives tu vida o te la inventas?

miércoles, 2 de agosto de 2017

Título: Las vidas que inventamos
Autor: Fernando J. López
Editorial: Espasa
Número de páginas: 286
Año edición: 2013
ISBN:9788467008852 


Hoy traigo la reseña de Las vidas que inventamos de Fernando J. López, que escribió La edad de la ira, novela que me gustó demasiado.

Gaby trabaja en una discográfica, Leo en una sucursal bancaria. Gaby necesita desaforadamente sexo salvaje fuera del matrimonio, Leo ocultar un terrible suceso. Gaby sospecha de Leo, Leo sospecha de Gaby. Gaby y Leo son un matrimonio infeliz, cimentado en la mentira. Llevan veinte años casados y tienen un hijo adolescente, con el que apenas tienen relación alguna. Su matrimonio es una pantomima que se ido asentando a base de mentiras por parte de ambos cónyuges. Leo se ha elaborado una imagen de si mismo que no se corresponde con la realidad, una imagen sin la que puede vivir y que sustenta todas sus relaciones sociales, ya sea en casa, en el trabajo con amigos o conocidos. Se ha apoyado tanto en ella que hasta él mismo se la ha estado creyendo. Pero ahora, y tras un horrible e imprevisto accidente, tendrá que hacer acopio de todas sus habilidades de hombre traicionero y falaz para cubrirse las espaldas. Por otro lado, Gaby, mujer frustrada con la vida, siente que su aliento vital está consumiéndose sin pena ni gloria y su fuero interior le pide un cambio: explotar de emoción, experimentar, en definitiva: volver a vivir. Es así como comienza a juguetear con los chats y las salas de sexo en Internet. Lo prohibido, lo desconocido, el morbo y la emoción comienzan a formar una parte inseparable de su día a día.

Fernando J. López (foto de El País)
J. López intercala capítulos, más bien cortos, de la visión de uno y del otro, en la que nos muestra en primera persona todos sus pensamientos, sus encrucijadas, sus miedos y sus pasiones. Utiliza un lenguaje natural y cercano, tan lleno de diálogos que podría valer para ser representada en el teatro (no podemos obviar que el autor también ha escrito teatro).
Es una historia, como se suele decir a veces, de rabiosa actualidad: la crisis dentro del matrimonio, la adolescencia insoportable y alejada de los padres, la infidelidad como vía de escape, Internet como una herramienta al servicio de la imaginación y la fantasías, los problemas en el trabajo, ... Y sobre todo la obsesión por vivir una vida que no es la tuya, por levantarte cada día en los labios de otra persona, por vivir con secretos y con miedo. ¿Dónde ha quedado la confianza en estos tiempos? ¿Dónde la sinceridad? ¿Por qué?
Otra vez, el autor  nos invita a reflexionar, sobre nuestro alrededor, sobre esa crisis de valores que parece que asola nuestra sociedad.

A continuación os dejo con un fragmento sacado de la boca de Gaby que suscribo totalmente:

No es que tenga una lista de requisitos muy elevados, pero sí hay unos mínimos. Higiene. Cero faltas de ortografía. Y un cierto conocimiento de cine, literatura y música. Nunca me ha puesto la gente que no cumple esas exigencias. Y seguro que me he perdido más de un orgasmo legendario por ser tan exquisita, pero es que no hay nada que me baje tanto la libido como la zafiedad, y la gente que no sabe disfrutar de una buena película, de una buena novela o de un buen concierto suele ser gente zafia.

Vivid la vida que queráis, pero que no sea una mentira.


*Es una "reseña del narguile", es decir, una reseña que hice en mi antiguo blog "El hechizo del narguile" que recupero en este antes de cerrar el otro definitivamente. Esta la publiqué el 25 de febrero de 2013.
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