Armarios que se abren violentamente y sin explicación, crucifijos que se mueven, marcas de garras en la pared... estas son algunas de los fenómenos extraños que se registraron en la casa de la familia de Estefanía Guitérrez Lázaro, una chica que falleció en extrañas circunstancia en Madrid, en noviembre de 1992.
Esta caso paranormal inspira Verónica, la nueva película de Paco Plaza, director de largometrajes como Rec, Rec2 o Requisitos para ser una persona normal.
En la versión cinematográfica nos encontramos a Verónica (Sandra Escacena), la mayor de cuatro hermanos que se ocupa de ellos como si fuera su madre ya que su madre real se pasa horas y horas en el bar que regenta y su padre falleció hace un tiempo.
Un día, junto a dos compañeras del colegio, decide jugar a ouija para intentar contactar con el espíritu de su padre pero algo oscuro ocurre. Algo responde a la llamada pero no es su padre.
A partir de este momento los sucesos paranormales empezarán a sucederse en su domicilio: armarios que se abren sin explicación aparente, objetos que se caen, electrodomésticos que se encienden solos... y sombras, unas sombras demoníacas que parece que quieren hacerla daño a ella y su familia.
Aquellos que vivimos los 90 podemos sentir mucha nostalgia con esta película: paredes de gotelé, figuritas de porcelana, carpetas forradas con recortes de revistas, muebles señoriales de la época,... el ambiente costumbrista nos ayuda a adentrarnos en la historia que bien podría habernos ocurrido a nosotros. Porque es una historia de terror, sí, pero también es la historia de una familia y de una época. Una familia numerosa que vive en un barrio obrero y sobrevive con un mucho esfuerzo gracias a una madre (Ana Torrent) que se desloma trabajando en el bar día y noche, sin apenas ver a sus hijos, obligándolos a crecer y madurar más rápido de lo habitual.
Pero como ya digo, también es una historia de terror y Paco Plaza crea algunas escenas muy intensas e inquietantes, aunque a veces se echa de menos un poco más de sutileza, eso de "ver menos" para asustar más. Soy de las que opina que lo que no se ve da más miedo que aquello que vemos.
Yo iba con las expectativas muy altas respecto a este punto. Muchas personas en twitter afirmaban que era una película terrorífica y no lo es tanto. Al menos no para mí. Lo confieso: di un grito (una vez) y sentí mucha tensión en algunos momentos pero desde luego no es de las películas que más miedo me han transmitido. Es una película muy bien hecha, con una fotografía y diseño de producción espectaculares, con una buena trama y una efectiva banda sonora (cuyo score me recordó a Tesis y a la serie de Stranger Things y las canciones de Héroes del Silencio me ganaron, como gran fan que soy) pero NO es de las más aterradoras que he visto.
No puedo terminar esta crítica sin señalar las actuaciones de Sandra Escacena y sus hermanos, tan sorprendentemente buenas. Bruña González (Lucía), Claudia Placer (Irene) y Iván Chavero (Antoñito) actúan de maravilla, son tiernos y graciosos y se encargan de rebajar la tensión del film, de darle un toque más humano y realista.
En definitiva, es una buena película, con escenas realmente efectivas y sugestivas, con un argumento interesante pero a la que el falta un punch de terror y originalidad para los que estamos más acostumbrados a este tipo de películas.
¡Qué feliz yo en la película cantando las canciones de Héroes, un puntazo! <3
Y mientras, vámonos de esta habitación
al espacio exterior
se nublan los ojos
todo de un mismo color
mientras todo da igual...
Nueve,
ocho,
siete,
seis,
cinco,
cuatro,
tres,
dos,
uno...